Hoy escuchaba la conversación entre un galeno y quien era, presumiblemente, su pareja.
Como era de esperarse, para estas épocas, los problemas se circunscriben a donde se va a ir de vacaciones.
Y después de escuchar y escuchar uno de los dos lados de la conversación, intuí que por los dichos del galeno, el tema venía complejo, porque ella quería una vacación a todo lujo, y él, prefería algo mas modesto pero mas tiempo.
Los argumentos que esgrimía el galeno eran válidos y casi irrebatibles.
Que prefiero ir mas tiempo y estar en un sitio mas tranquilo, que prefiero un hotel mas alejado pero en una zona de menos ruido, me gustaría que tuviera un desayuno continental incluido... nada de eso entró en el cerebro de la fémina, quien por lo que llegué a escuchar, exigía ir a Búzios a un sitio muy caro, intuyo, «porque ella lo vale».
Le resulta muy fácil y simple a una fémina exigir, cuando otro es el que paga.
Piden, piden y siguen pidiendo... ¡sin dar nada de ellas!
Salvo que se considere que entregar la cachufleta a la que está adherida, sea una labor rentada y a un alto costo... para mí eso tiene un nombre bastante desagradable y evitaría mencionarlo aquí.
La cuestión que la conversación telefónica terminó circunscribiéndose en que la mina se emperró en ir a un balneario caro, con un boleto de avión caro, en un momento turístico caro... y no estaba aportando un soberano carajo de ella.
La conversación terminó en forma bastante abrupta, porque el galeno se repudrió de la princesita rusa hiperexigente que pedía de todo a cambio de nada, algo sumamente frecuente hoy día.
Aparentemente, hoy día y mucho mas que antes, la revolución sugerida por la liberación feminista, es algo muy interesante de analizar.
Por un lado, y apoyándolo de forma incondicional, veo que era tiempo que se condene la violencia con el género femenino, que tengan igual retribución por idéntica jornada laboral, que sus derechos sean respetados y otra serie de reclamos justos que apoyo plenamente.
Pero, por otro lado, veo una estructura sumamente acomodaticia y egoísta en grado sumo, en donde las minas exigen a mas no poder, y no dan absolutamente nada de ellas.
El hombre tiene que hacer todo.
Llamarla telefónicamente porque ella nunca tiene el tiempo para hacerlo (sí para hablar con las amigas, se entiende que hay prioridades); escucharla cuando tiene ganas de descargarse por largo rato, mientras despotrica contra todo.
Mandarle mensajes de Guasáp mientras que ella no responde ninguno... sin argumento sostenible.
Pagar todos los gastos de las salidas, de las vacaciones, de los almuerzos/cenas, de obsequios, de ayudas económicas... pareciera algo natural que las féminas tengan que ser endiosadas y desde su excelso sitial, mirar a los demás mortales (entre ellos, su pareja) como seres inferiores que están a su servicio.
Pero por sobre todo, hay algo que después de escuchar conversaciones, comentarios y consultas varias, noté que está sucediendo cada vez con mayor anuencia.
Y es que el hombre se está transformando, ni mas ni menos, en un cajero automático ambulante.
No se las va a ver exhibir una billetera ni a morir.
Y guarda con decirle algo... te terminan contestando que si no te gusta, que no estés con ella.
Creo que sí se está llegando a un grado de egoísmo femenino como nunca antes se había visto.
El nefasto eslógan de "-... porque yo lo valgo" cada vez es mas (mal)utilizado en beneficio exclusivo de ellas.
Al final, uno se termina preguntando si alguna vez, la fémina que se eligió como pareja, fue capaz de brindar afecto y amor genuino.
Y me convenzo que lo único que moviliza el cerebro del género femenino, además de la permanente necesidad de ser madres... es disponer de abundantes dineros para poder rascarse la entrepierna a conciencia.
Es mas, como leí en una oportunidad, que ellas no necesitan enamorarse de ellos... pero sí que ellos se enamoren de ellas.
Egoísmo en grado superlativo, añado.
Y frente a tal actitud, extensiva en cada vez mas integrantes del género femenino... solo resta manejarse de una forma.
Y es que por cada aporte que el hombre haga, la mujer tiene que hacer algo similar.
Si de pronto prefiere no hacer nada, «porque yo lo valgo», darle a entender que ha de ser descartada por otra.
Que probablemente, sea igual a su predecesora, pero al menos, por un tiempito, va a intentar hacer buena letra para no ser descartada de manera perentoria.
Me imaginé que en el transcurso del tiempo, el género femenino se iba a poner mas permeable y afectuoso.
La realidad es que sucedió todo lo contrario.
Sres., disfruten de sus solterías.
No le permitan a la fémina de turno, arruinarles esa preciada libertad.
Si ellas deciden ponerse en hiperegoístas, ya en grado superlativo, hagan sus vidas y no les vuelvan a dar pelota.
Saludos!